El Argentino, 31 de Octubre de 2010
domingo, 31 de octubre de 2010
UN DOMINGO SIN NÉSTOR
El Argentino, 31 de Octubre de 2010
sábado, 30 de octubre de 2010
Una muerte que ilumina
*Jorge Giles
Eran las 10 de la mañana cuando entramos al Salón de los Patriotas Latinoamericanos casi en puntas de pie. Solemnes y silenciosos. Como si esperáramos que al trasponer el enorme portal íbamos a encontrar a Néstor Kirchner de pie, con el saco cruzado abierto, con sus mocasines negros, con esa ancha sonrisa de jotape que siempre tuvo, gastándonos con alguna delas bromas que constantemente tenía a mano. Pero sólo estaba el féretro con Néstor adentro. Y a su lado, un puñado de amigos y compañeros. Y su hermana Alicia, huérfana de hermano, solita su alma, al pié de su dolor. Minutos después, el desfile popular con su congoja a cuestas empezó a circular por los costa dos. Los jóvenes y la gente humilde nutrían el grueso de la dolida caravana. Los pobres de toda pobreza eran los que más lloraban al Presidente Kirchner. De pronto, dos gritos rompieron el silencio. "Gracias Néstor" y "Fuerza Cristina" tronaron en la Casa Rosada y un aplauso unánime inundó el Salón. Los humildes no se permiten sobriedad a la hora de expresar ni el dolor ni la alegría. Todo se desborda transparente. Como un agua clara. Como un río torrentoso. Los que no tuvieron voz durante siglos, ahora le dicen "Gracias" al que ascendió desde el mismo talón del continente para darles la posibilidad de volver a ser. Y allí entró Cristina, la Presidenta, la Compañera de Néstor, la mamá de Máximo y Florencia. Primero fue el silencio el que la envolvió en su abrazo, respetuoso con tanto dolor en el ambiente. Cristina acarició el ataúd de su marido muerto. Y uno se daba cuenta que no era el ataúd a quien tocaba, sino era al hombre amado a quien acariciaba. Los humildes pasaban y lloraban todo el tiempo, sin proponerse para nada disimular su llanto. Hasta que uno de ellos empezó a gritar: "Gracias Néstor porque nos devolviste la dignidad" .Y todos aplaudieron. Cristina se recostó sobre su hija, pareció que se largaba a llorar, pero se contuvo en el renglón anterior al desahogo. Puso su mano sobre el pecho, una, dos, varias veces, como ofreciendo el corazón a los presentes. Estas escenas se repitieron varias veces. El desfile popular seguía su marcha en el último adiós a Néstor Kirchner.Pasaron los artistas populares, pasó Diego Maradona, pasaron las Madres y las Abuelasde Plaza de Mayo, los Presidentes de América Latina llenos de congoja. Evo Morales no dudó en confesar que se sentía como un hijo que perdió a su padre. "Me quedé huérfano, siento que perdí a un hermano mayor, a mi padre, a un amigo,a todos juntos. Siento que toda América Latina quedó huérfana del hermano Néstor,que fue el primer presidente de todo el continente; él me enseñó con el ejemplo que loslatinoamericanos no somos el patio trasero de ningún imperio", dijo Evo en la puerta dela Casa de Gobierno. Parece la primera vez de todo. La primera vez que un organismo continental, UNASUR,decreta Duelo Latinoamericano durante tres días. También Brasil, Ecuador, Paraguay, varios países lo hicieron. El presidente Lula levantó su presencia en el cierre de campaña de la candidata Dilma Roussef. Y voló a la Argentina a despedir a su amigo.
En la Plaza de Mayo eran miles y miles desde muy temprano. Con sus banderas y estandartes. Con sus lágrimas y sus himnos de combate. Desde un ventanal frente a la Plaza se veían las serpentinas humanas caminando lentamente hacia el lugar del último adiós. Los vivas a Néstor y las fuerzas a Cristina sólo daban paso al "ándate Cobos" en las voces de la multitud. Esta muerte ilumina. Con esa luz el pueblo teje una nueva certidumbre: Ahora, Cristina. Con todos y con todo. Ahora, más proyecto nacional y popular. Ahora, más redistribución del ingreso. Ahora más inclusión social. Ahora, más integración con el mundo. Cuando ese pueblo en la plaza y frente al Presidente amigo que despiden, grita "Fuerza Cristina" es porque está construyendo política. Y cuando la política la hacen los pueblos, el rumbo del futuro está garantizado. Por eso, es mejor para todos, que tomen debida nota de este dato histórico, las usinas del odio y la reacción.
UNA MAREA HUMANA
Una marea humana se volcó hacia Plaza de Mayo con motivo del fallecimiento de Néstor Kirchner.
Las mayorías populares iban a despedirse de un presidente amigo en su muerte, de un compañero que en pocos años les había dado vida, de quien les había permitido salir del escepticismo político hacia la polémica ardorosa en busca de un futuro mejor, hacia la réplica y la contrarréplica alrededor de los conflictos que él -que no los había creado, como sostenía la oposición- los ponía sobre la mesa para resolverlos.
Por eso no fue una procesión callada, respetuosa y sombría sino un incesante desfile con gritos, cánticos, adhesiones coreadas, entusiasmos fervorosos, con arengas delante del féretro.
Era el afectuoso saludo militante a un líder militante que se iba.
En el salón de Los Patriotas Latinoamericanos, desde dos cuadros cercanos, Perón y el Ché parecían acompañar esa explosión popular, no trajeada para un cumpleaños sino en camisa, desaliñada a veces, desbordada su emoción, de rostros desencajados, volcando afecto hacia el presidente muerto y hacia Cristina, para darle a ella el impulso suficiente para seguir, para no amenguar los ímpetus.
Era el saludo militante a un matrimonio de militantes que habían osado enfrentar a los grandes poderes económicos y mediáticos, como también al Imperio, avanzando hacia la liberación y la unidad latinoamericana. Era el compromiso, golpeándose el pecho, de que no terminaba “el kirchnerismo” -expresión hoy del protagonismo popular- como predecían los augures de la desgracia argentina desde los grandes matutinos, sino que se ratificaba el rumbo con la única y posible garantía: el pueblo en la plaza, como fue siempre, desde el 25 de mayo y el 17 de octubre.
Era un pueblo con demasiados jóvenes -para el gusto de los detentadores del privilegio-, un pueblo con conciencia de sus derechos y con convicción latinoamericana que, no por casualidad, encontraba -junto a Cristina- a los líderes actuales de la verdadera Patria Grande.
La presencia de ese pueblo profundamente dolido, pero profundamente esperanzado, aseguró también la ausencia de los impresentables, de los que se mueven en las sombras conspirando para atrasar el reloj de la historia, de los que promueven la vuelta a un pasado de vergüenza y humillación, de miseria y de entrega, de subordinación semicolonial.
”Brillaron por su ausencia”, como lo expresa el hombre común, tan gráficamente, e indefectiblemente permanecerán en ese camino hacia la soledad y la ausencia política, solos, sin pueblo, sin futuro, y el telón caerá sobre ellos, de una vez por todas.
Una, vacacionando en Córdoba, otro inventando alguna nueva traición, otro preparando maniobras oscuras para desestabilizar.
La turista había dicho: “No lo soportan más… El pueblo lo quiere matar”, pero, ¡Qué chasco!: el pueblo lo quería revivir, no se resignaba a su desaparición, palabra que uso expresamente por el contenido que ha adquirido para la militancia.
También hubo algunas presencias molestas sobre las cuales cayó la lluvia de silbidos porque tenemos memoria. No decimos esto para agravar los enfrentamientos: cada uno sabe en qué vereda se pone y éstos no se equivocan, aunque pretendan ser “amables adversarios” dispuestos “al consenso” (¿Qué tenía que hacer allí Estensoro y su cónclave?).
Los oportunistas y los que cultivan la más desvergonzada hipocresía no nos interesan porque estuvieron, están y estarán en otra cosa: que los bendigan Magnetto y Biolcati, que constituirá una verdadera maldición de la Patria.
Pero una vez más hay que llamar la atención a aquellos que por sectarismo, por incomprensión, por estrechez de miras o por desmedida ambición no participaron de estas jornadas de dolor que vivió profundamente un amplísimo sector de la sociedad argentina, aquellos que han errado el rumbo y lo siguen errando.
Decir por ejemplo, “Kirchner tuvo aciertos”, “nosotros lo hemos acompañado a Kirchner en todo lo bueno y hemos criticado todo lo malo”, declaraciones que no caben en dirigentes políticos que aspiran a representar al pueblo. Esa opinión la dejo para mi tía Rosita. Un partido o un dirigente deben saber que frente a un gobierno atacado por el establishment tiene que asumir una clara posición política.
Furiosamente atacado, agraviado el matrimonio Kirchner por los más bajos mensajes de Facebook, acusados de las mayores desvergüenzas, no se puede opinar con liviandad: apoyo lo bueno, critico lo malo.
Es preciso hacer un análisis profundo, un balance de la política general que desarrolla y ponerse junto a él, con toda la independencia política, ideológica y organizativa que exigen los textos revolucionarios clásicos o de otro modo, admitir que se está objetivamente en contra, junto a los enemigos de siempre y que, por esa razón, no se asiste a la plaza junto con el Pueblo.
No valen, en este caso, las buenas intenciones, ni los idealismos abstractos, ni presentar como fundamentales aquellas asignaturas pendientes que aún no han sido resueltas que deben ser evaluadas -por supuesto- pero en el marco de un progreso económico y social general que ha irritado a los poderosos de afuera y de adentro.
Más allá de lo que falta realizar -cuando en el 2003 faltaba todo- y a pesar de ello, y para darles solución -para llenar la parte del vaso que aún está vacía- una vez más, las mayorías populares han vuelto a la plaza, con banderas, con gritos, con esperanza. Y quienes no estuvieron allí deben reflexionar profundamente acerca de ese desencuentro.
No estuvieron junto a los trabajadores y la clase media más popular justamente cuando ella salió, como pocas veces en nuestra historia, como en sus grandes momentos, con pasión, con ganas, con los dedos de la mano en `V` augurando futuras victorias, con la mano sobre el corazón comprometiéndose a jugarse por una Argentina mejor. Y no estuvieron.
No quiero hacer nombres, cada uno sabe su historia. Habrán dado, quizás, alguna declaración de compromiso, hasta es posible que hayan mandado a alguno con bajo perfil para que no le recordasen que venía de la vereda de enfrente.
Pero no estuvieron sintiendo profundamente, viviendo profundamente, en medio de los muchachas y muchachos que inundaron la plaza histórica.
Hemos criticado la flexibilización laboral en su momento y el empleo en negro, hemos condenado la tercerización y abogamos siempre por el pleno empleo pues mientras subsista el sistema en que vivimos, los trabajadores necesitan pleno empleo no sólo para tener ingresos y estabilidad familiar sino para tener fuerza para pelear por sus derechos, pero ¿cómo explicar este suceso de Río Gallegos en que tercerizados con apoyo del PO van a reclamar justamente cuando se está velando a un ex presidente y los anónimos, los “nadie y sin nada” como decía Scalabrini, los laburantes van a la plaza y hay un inmenso dolor y curiosamente, al mismo tiempo, hay una gran esperanza de seguir avanzando.
Cualquier político o gremialista principiante comprende que había que esperar hasta al lunes, salvo que se delire con aquello de que “cuanto peor, mejor” que causó tantas muertes.
Estos tampoco estuvieron, ni siquiera en el mínimo respeto a la muerte y al pueblo en su conjunto.
Este desencuentro ha sido fatal en nuestra historia, pero se repite sistemáticamente, ahora agravado porque también alcanza a sectores que tienen tradición nacional y popular.
A veces se explica porque los dirigentes provienen de sectores medios y entonces pretenden hablar en nombre de los trabajadores cuando viven de manera bien distinta, lejanos del rumor de las fábricas, ajenos a los barrios fangosos. Y entonces no sirven los fuegos de artificio de la revolución “completa”, “pura”, “para mañana”.
Porque cuando no se vive como se piensa, se concluye pensando como se vive.
O también porque se alardee de izquierda dura o de centroizquierda progresista pero no se palpita al unísono con los de vincha y bombo que salieron estos días a copar el escenario político.
Quizá porque, en el fondo se supone fueron a la plaza -como decía Sarmiento- porque son “la barbarie” ignorante o infradotados a quienes se los engaña siempre, como en octubre del 45.
Si así fuese, mejor sería que no hiciesen ni gremialismo ni política. Harían un enorme bien a todos si se fueran al cine todas las tardes o concurriesen a clases de violín o se dedicasen al ajedrez, que sería mejor forma de demostrar si tienen ingenio en vez de hacer elucubraciones teóricas complejas para terminar -inevitablemente- pensando y sintiendo de manera distinta a aquellos a quienes dicen representar.
Hoy los hechos están a la vista. Una marea popular inundó a las calles dando fuerzas a Cristina para proseguir las transformaciones iniciadas.
Por ahí camina la Historia , algunos militarán adentro, otros galoparemos al costado -al ladito, diríamos, porque creemos que servimos mejor así- pero no en la vereda de enfrente, ni en la concepción de la tía Rosita, sino metidos profundamente en el camino de la liberación nacional-latinoamericana para concretar los cambios más profundos e irreversibles.
* Norberto Galasso es ensayista, historiador e integrante de la Corriente Política Enrique Santos Discépolo
viernes, 29 de octubre de 2010
Quisiera que me recuerden sin llorar
ni lamentarme
quisiera que me recuerden por haber hecho caminos
por haber marcado un rumbo
porque emocioné su alma
porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados
porque interpreté sus ansias
porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices
la seguridad de los justos
el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores
con comprensión por mis debilidades
con cariño por mis virtudes,
si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de hombre.
*por Ariel Dante
Te fuiste y nos dejaste esta infinita tristeza. Te das cuenta Néstor que yo, nosotros, la juventud, estamos acá, al lado tuyo, porque militamos desde el amor y la igualdad q supiste traerle al pueblo. Llegaste y te quisimos enseguida, entraste a nuestras vidas loco, te defendimos como se defiende solo a un padre. Vos nos guiaste, nos mostraste un camino. Y acá estamos. Ahora tenemos que continuar esto que construiste, con más fuerza. Ahora te tenemos en el cielo, sos eterno, sos nuestra bandera y la llevaremos a la victoria. Siempre.
K
V